Viernes 3a. Semana- El primer mandamiento es amar a tu hermano


ORACIÓN INICIAL
Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.




En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» 
Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.”
El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”No hay mandamiento mayor que éstos.»
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
Jesús, viendo que habla respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.»
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Marcos 12, 28b-34






Se llama Abdul, tiene 14 años, es vivo, moreno, de trato agradable y aprende muy rápido. Le doy clase una vez por semana. Necesita aprender la lengua del lugar cuanto antes para empezar a trabajar de mecánico, solo mecánico.

Llegó a España hace dos meses.
Le costó 1000 euros (que pagó su padre trabajando como peón en el campo), meterse en los bajos de un camión en Tánger, y llegar hasta Algeciras
. De allí hasta Barcelona en el mismo habitáculo. Su equipaje: una chaqueta y un “bocata”, única comida del viaje.

En Sant Feliu le esperaba su primo, que lo condujo a la policía. Pasó una noche en las dependencias policiales, hasta que lo llevaron al centro de acogida.

Tiene la mitad de su objetivo cumplido, le falta la otra mitad, esperar y esperar hasta que pueda trabajar de mecánico.

Dice que pasó poco miedo en el trayecto, pero la realidad es que tenía mucho miedo.

Cuando llamó a sus padres y les dijo que todo había ido bien, sintió como su padre rompía a llorar. Ha adquirido un compromiso con su familia y con sus dos hermanos pequeños. Se fue porque no podía estudiar ni trabajar.
Está feliz y solo espera la hora de ser un mecánico


Miremos a Cristo traspasado en la cruz. Él es la revelación más impresionante del amor de Dios (…).
En la cruz Dios mismo mendiga el amor de su criatura: tiene sed del amor de cada uno de nosotros.
(2007)

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Lee Miqueas 6:8 en voz alta y reflexiona sobre cómo aplicarlo a tu vida.

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«Hoy leeré el salmo 71»

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ORACIÓN
Canción “Un amigo”
No importa el lugar el sol es siempre igual.
No importa si es recuerdo o es algo que vendrá.
No importa cuánto hay, en tus bolsillos hoy.
Sin nada hemos venido y nos iremos igual.
Pero siempre estarán en mí, esos buenos momentos que pasamos sin saber.
No importa donde estás, si vienes o si vas.
La vida es un camino, un camino para andar.
Si hay algo que esconder, o hay algo que decir, siempre será un amigo, el primero en saber.

Porque siempre estarán en mí, esos buenos momentos, que pasamos sin saber.
Que un amigo es una luz brillando en la oscuridad.
Siempre serás mi amigo, No importa nada más.

Porque siempre estarán en mí, esos buenos momentos que pasamos sin saber.

Que un amigo es una luz brillando en la oscuridad.
Siempre serás mi amigo, no importa nada más.
Autor: Enanitos Verdes




Hemos sido hechos para amar y para ser amados. No olvides que el amor supone reciprocidad. Amar a Dios, a ti mismo, e incluso a todas las cosas de la creación.

El amor a Dios no excluye el amor a las cosas y a las personas. Al contrario, solo requiere regular su fuerza e intensidad.
Para el cristiano, el amor de Dios se concreta en la Persona de Jesucristo, que es “la Vida”. “Vivo, pero ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí”



ORACIÓN FINAL

Me pediste te hablara de las cosas, las cuatro para mí las más hermosas.
Pues bien, helas aquí, mi bien Amado, en un ritmo ascendente elaborado: El silencio de bosque en el estío, el suave borbotar del manso río, las matinales gotas del rocío…
¿La más bella de todas, mi Adorado…?
El timbre de tu voz de enamorado
San Juan de la Cruz