Sábado 3a. Semana- El publicano bajó a su casa justificado


ORACIÓN INICIAL
Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.




“Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola:
«Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.” En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!” Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»”
Lucas 18, 9-14






Youssef buscó a finales de verano una salida. Al igual que muchos de sus vecinos de Berkan, al noreste de Marruecos, cerca de la frontera con Argelia. Del boca a boca escuchó varias ofertas para lanzarse al mar. Pero la que mejor encajaba en su bolsillo la encontró en un grupo de Facebook donde se promocionaban “viajes a la carta” a buen precio desde Nador (a 16 kilómetros de Melilla) para los que quisieran ir a la península.

El coste del trayecto se dividía en dos partes: 1.900 euros por la plaza en una lancha semirrígida, y otros 1.200 por el traslado hasta Barcelona. Con ayuda de la familia, Youssef (16 años) y su primo Hamed (14) pudieron pagar la primera parte del viaje. Aunque no fue en la lancha que prometía el anuncio.

Seríamos 20 en la barca hinchable y estuvimos más de dos días perdidos. El patrón nos dejó por la noche en una playa (Los Muertos, Almería). Salimos y anduvimos un poco hasta llegar a un camino donde nos esperaba un hombre con una furgoneta que nos llevó hasta unos campos cubiertos donde trabajan los agricultores (invernaderos). Allí estuvimos un par de días, hasta que volvió el hombre y nos llevó por turnos a Málaga”. Youssef, está hoy ya en Barcelona. (El mundo)


En el misterio de la cruz se revela plenamente el poder irrefrenable de la misericordia del Padre celeste.(2007)

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Aprende más sobre el Catecismo o la historia de la Iglesia

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«Hoy antes de cada comida le daré gracias a Dios»

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ORACIÓN
Ser digno ante Dios Cuando entierro bajo tierra, los dones que he recibido;
y no perdono mil veces los errores de mi enemigo:
¡Señor yo no soy digno!

Si no busco con pasión la oveja que se ha perdido;
y voy sembrando cizaña en el campo de mi amigo:
¡Señor yo no soy digno!

Cuando pongo ante el altar la limosna que he robado;
y echo el pan a los perros porque nadie es mi hermano:
¡Señor yo no soy digno!

Cuando el débil está sin casa porque yo se la he quitado;
y prefiero ser fariseo en lugar de publicano:
¡Señor yo no soy digno!

Si te alabo con los labios y el corazón tengo helado;
y almaceno el vino nuevo en vasijas que ya he usado:
¡Señor yo no soy digno!

Si me niego a ser la sal y mi luz ya se ha apagado;
si soy “dueño” de la ley para juzgar tu pecado:
¡Señor yo no soy digno!

No es fácil renunciar al poder y al honor,
y vivir como María la mujer digna ante Dios.
Y morir por la justicia, denunciando al opresor;
y vivir como María, la mujer digna ante Dios




A menudo me comporto como un “legalista” en mi vida personal. Me debato entre “lo permitido” y “lo prohibido”.
¿Mi referencia a la ley es para saber si tengo derecho de hacer esto o aquello?
¿Calculo hasta dónde puedo llegar sin que sea “pecado”?
No he robado, pero ¿he privado a alguien de lo que de mí esperaba?
No he matado, pero ¿no le he dado a alguien motivo de sufrimiento con mis palabras, mi silencio, mis críticas o mi indiferencia?



ORACIÓN FINAL

Señor tú me recuerdas que más allá de lo permitido o de lo prohibido, está el amor. Tú Señor sales en defensa del “ser necesitado”.

Deseas que la vida del hombre vaya por delante de las prescripciones culturales; y la ley natural, debe ser observada antes que las “prácticas estrictamente religiosas”.

Aléjanos de la estricta legalidad.