ORACIÓN INICIAL
Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.
Muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: “¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación”.
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: “Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera”. Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente. Anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte.
Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina, al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: “¿Que os parece? ¿No vendrá a la fiesta?”
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.
Jn 11, 45-57
La Humanidad parece vivir siempre una fuerte tensión. El conflicto de Palestina es buena muestra de la división que caracteriza a nuestro mundo: Norte-Sur, Islam-Occidente, capitalismo-socialismo, etc. El germen de la división fructifica en muchos campos.
Pero hoy el profeta nos pregona el programa de Dios, que es todo salvación y alegría: Dios quiere restaurar a su pueblo, haciéndole volver del destierro, quiere unir a los dos pueblos, Israel y Judá, en uno solo: como cuando reinaba David. Lo purificará y le perdonará sus faltas, les enviará un buen pastor, para que los guíe, sellará de nuevo con ellos su alianza de paz y pondrá su morada entre ellos. ¿Cabe un proyecto mejor?
Es también lo que escuchamos de Jeremías: «El Señor nos guardará como pastor a su rebaño... el que dispersó a Israel lo reunirá... convertiré su tristeza en gozo». La lectura del profeta parece más un pregón de fiesta que una página propia de la Cuaresma. Y es que la Pascua, aunque es seria, porque pasa por la muerte, es un anuncio de vida: Dios nos tiene destinados a la vida y a la fiesta.
Los que no sólo oímos a Ezequiel o Jeremías, sino que conocemos a Cristo, tenemos todavía más razones para mirar con optimismo esta primavera de la Pascua que Dios nos concede: Dios quiere, también este año, restañar nuestras heridas, desterrar nuestras tristezas, perdonar nuestras faltas, corregir nuestras divisiones.
La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor
(2009)
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Consuela a quienes sufren el duelo con comida, tu presencia y tu Oración.
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««Hoy tendré un detalle de cariño con un empleado»
««Hoy tendré un detalle de cariño con un empleado»
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ORACIÓN
El mundo tiene corazón de lobo y es el rencor su garra y su cadena.
Doble fulgor de aullidos y clamores llena su historia: páginas inmensas de destrucción, de muerte, de congoja: negra nube que azota las alas de la tierra y no la deja levantar el vuelo hacia tu amor, hacia tu luz serena.
Esta es la dura suerte del hombre, sus afanes. Lo sabes bien, Jesús, por experiencia.
Y mandas sin cesar, heroicamente, entre lobos, las tímidas ovejas.
Si es éste siempre, mi Señor, tu modo de proceder, hazme paloma, sella en dulce paz mi corazón.
No existe otra razón de gloria en esta tierra más que el amor sencillamente puro que opone al mal pasiva resistencia.
Dame, Señor, un alma de cordero como la tuya. Frena en lo más hondo de mi ser el lobo, impaciente y feroz, y extingue su violencia.
P. Jesús Bermejo
Los jefes religiosos de Israel están asustados, su poder se tambalea. Hay que matar a Jesús por el bien del pueblo... Y aquel día se tomó la decisión más injusta de la historia.
La historia se repite: ¿Qué están dispuestos a hacer muchos poderosos para no perder su influencia, algunos ricos para conservar y aumentar sus posesiones? ¿Qué hacen los países desarrollados para seguir creciendo económicamente?
Y los cristianos ¿Qué caminos hemos tomado en ocasiones para “defender el nombre de Dios”?
Y cada uno de nosotros ¿Qué hacemos cuando vemos amenazado nuestro prestigio, nuestro relevancia social...? Nadie está libre de pecado.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices tú?
ORACIÓN FINAL
El mundo tiene corazón de lobo y es el rencor su garra y su cadena.
Doble fulgor de aullidos y clamores llena su historia: páginas inmensas de destrucción, de muerte, de congoja: negra nube que azota las alas de la tierra y no la deja levantar el vuelo hacia tu amor, hacia tu luz serena.
Esta es la dura suerte del hombre, sus afanes. Lo sabes bien, Jesús, por experiencia.
Y mandas sin cesar, heroicamente, entre lobos, las tímidas ovejas.
Si es éste siempre, mi Señor, tu modo de proceder, hazme paloma, sella en dulce paz mi corazón.
No existe otra razón de gloria en esta tierra más que el amor sencillamente puro que opone al mal pasiva resistencia.
Dame, Señor, un alma de cordero como la tuya. Frena en lo más hondo de mi ser el lobo, impaciente y feroz, y extingue su violencia.
P. Jesús Bermejo
Los jefes religiosos de Israel están asustados, su poder se tambalea. Hay que matar a Jesús por el bien del pueblo... Y aquel día se tomó la decisión más injusta de la historia.
La historia se repite: ¿Qué están dispuestos a hacer muchos poderosos para no perder su influencia, algunos ricos para conservar y aumentar sus posesiones? ¿Qué hacen los países desarrollados para seguir creciendo económicamente?
Y los cristianos ¿Qué caminos hemos tomado en ocasiones para “defender el nombre de Dios”?
Y cada uno de nosotros ¿Qué hacemos cuando vemos amenazado nuestro prestigio, nuestro relevancia social...? Nadie está libre de pecado.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices tú?
ORACIÓN FINAL
Señor Jesús, por boca del profeta Jeremías nos animas a esperar días de paz y felicidad.
Te damos gracias, pues eres amor misericordioso.
Pero al escuchar la voz que te condena como merecedor de la muerte, sus palabras son reflejo de nuestras infidelidades y de las traiciones que te llevaron al Calvario.
Perdónanos, sin poner medida en tu generosidad.
Queremos volver y vivir contigo. Acógenos. Amén.
Te damos gracias, pues eres amor misericordioso.
Pero al escuchar la voz que te condena como merecedor de la muerte, sus palabras son reflejo de nuestras infidelidades y de las traiciones que te llevaron al Calvario.
Perdónanos, sin poner medida en tu generosidad.
Queremos volver y vivir contigo. Acógenos. Amén.