Jueves 5a Semana- Si yo me glorificara a mi mismo



ORACIÓN INICIAL
Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.




En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.» Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?»

Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: “No lo conozco “sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.»

Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: «Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo.»

Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Juan 8, 51-59






Libérate de ti mismo, amigo. Rompe ese bloque pétreo que es tu yo, que te esclaviza y no te deja vivir. No pongas tus expectativas en ti mismo ni seas el centro de tus anhelos.

De vez en cuando conviene volver a hacerse esa pregunta. ¿Dónde pongo las expectativas, los anhelos, las ilusiones?

Si es en un espejo o es en un fajo de billetes, o en la comodidad o la diversión. O en los aplausos, o el éxito. O en algunos nombres. O en la fe. Y la justicia. Y la gente. Es importante saber qué es lo que me llena, lo que me inquieta, lo que me ocupa y me preocupa, a lo que le doy la oportunidad de quitarme la tranquilidad.
Porque ahí es donde estoy viviendo con más implicación.

A veces uno necesita oír una declaración de amor. Una declaración de que hay alguien, Alguien, que siempre está ahí para mí, conmigo.
De que el amor, en mi vida, ya está sembrado. De que cuando me levanto, cuando me siento solo, cuando estoy con otros, cuando me enamoro o cuando se me rompe el corazón… cuando me siento como un volcán o como una bayeta, cuando soy feliz y cuando mi vida es drama, cuando la fe flaquea o cuando es firme, cuando los motivos tiran de mí o cuando parecen difuminarse… siempre, siempre, hay quien me ama primero.



El ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos (…).Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño
(2009)

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Haz y ofrece la tarea que más te desagrade, pero hazlo con el corazón alegre

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« «Hoy seré puntual y responsable en todas mis actividades»

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ORACIÓN
Gracias porque soy como los demás hombres

Te doy gracias Señor, porque soy como los demás hombres.
Intento estar seguro de mí ante tu ausencia, cuadro mi contabilidad para no ser sorprendido al final de la jornada.

Me comparo con los otros y miro desde arriba a los que juzgo pecadores, y en la comparación, no en ti, he puesto mi seguridad.
También yo tengo elaboradas condenas de moda, publicamos al servicio de los que imponen su imperio, pero escondo en la ambigüedad mis pecados de siempre, radicales trampas contigo, abismales cortes con el otro.

También yo tengo mis seguros de ahorros y diezmos, pequeñas monedas al contado con las que pretendo negociar la falta de entrega a tu misterio.

También yo salgo satisfecho de oírme a mí mismo de pie en el centro del templo.
Como los demás hombres, ya puedo abrirme a tu perdón dándome golpes de pecho al lado del publicano.
Benjamín G. Buelta, sj




Relaja tu cuerpo y centra el espíritu: Sal de ti mismo. Tú no eres el centro.
Deja hacer a Dios.
Levántate, sal de tus mediocridades, renuncia a la superficialidad y camina, camina sin cesar, a pesar de los cansancios y las dificultades.
Exponte al sol de Dios. Su luz te purificará y te renovará.





ORACIÓN FINAL

Gracias, Madre, por tu actitud permanente de servicio.
Gracias por ir de prisa a la montaña, recorriendo kilómetros a golpe de latidos de amor, para ayudar a tu prima que te necesita.
Gracias, Madre, por venir a servir, por tus manos grandes llenas de callos de la vida, por estar atenta a quien pueda necesitar una ayuda, para tender una mano amiga a quien se siente solo.
Gracias por salir de ti misma y abrirte a Dios.