Miércoles 5a Semana- Seréis libres


ORACIÓN INICIAL
Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.




En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» 
Le replicaron: «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”? 
Jesús les contestó: «Os aseguro que quien comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque no dais cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre.» 
Ellos replicaron: «Nuestro padre es Abrahán.»
 Jesús les dijo: «Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre.» 
Le replicaron: «Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos un solo padre: Dios.» 
Jesús les contestó: «Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió.»
Juan 8, 31-42





Te despiertas con la alarma del móvil y nada más apagarla ya miras a ver si durante la noche te ha llegado algún whatsapp, correo o notificación emergente.

Enciendes el ordenador y empiezas a abrir pestañas y más pestañas, porque hay muchas cosas que atender, tareas que se van encadenando (todas prioritarias), hasta el punto de que a veces no recuerdas cuál era la primera de todas las que tenías que hacer. Tomas café mientras lees la prensa y ves el último vídeo gracioso que te han mandado. Hablas con la gente sin mirarles a la cara, puesto que a la vez tienes que contestar ese whatsapp urgente que siempre llega en el peor momento y no puede esperar.

Así, va pasando el día y tu sensación de agobio va creciendo. Tienes la sensación de que no llegas a las cosas. De que la vida se ha vuelto tan rápida que es imposible seguir su ritmo sin caer desplomado en el sofá. Y de repente, llega un momento en el que te dices “¡eh! ¡Así no vamos a ninguna parte!”. 
Porque te das cuenta de que no se puede vivir tan fragmentado, ya que corres el peligro de romperte en tantos apartados como pestañas tienes abiertas en el ordenador o mensajes a responder en el móvil.

Y es ahí cuando te dices a ti mismo que cada cosa tiene su momento. Que cada persona es única y merece que la trates así, sin obligarle a compartir su tiempo con el resto de tus tareas. 
Que tú también eres uno solo, y a veces no puedes atender tantos frentes abiertos como te gustaría, porque necesitas un descanso 
Y que hay un Dios que cuando por fin cierras todas tus ventanas, te paras y haces silencio te recuerda que “Andas afanado en demasiadas cosas y una sola es importante…”.
Dani Cuesta



Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana
(2009)

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Defiende la vida protestando contra la pena de muerte, el aborto, escribiendo cartas o participando en Vigilias de Oración

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««Hoy y siempre no arrojaré basura al piso»

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ORACIÓN
Benditos los pies que dejan huellas de liberación.

Benditos los pies de quien, en lucha por la vida, encuentra tiempo de ir por los caminos del mundo, entrar en las casas y acercarse a las personas para anunciarles que Cristo vive y es nuestra esperanza.

Benditos los pies que se apresuran a la invitación de Jesús: “Id por todo el mundo, predicad el Evangelio a todas las personas, superando cualquier distancia para encontrar, junto a los hermanos y hermanas, el sentido de la alegría verdadera.

Benditos los pies de quien se olvida y sale de sí mismo, de si misma para consolar y ayudar a quien está enfermo y solo, a quien sufre.

Benditos los pies de quien comparte su pan con el hambriento, se solidariza con el pobre, es testigo de la justicia y de la misericordia.

Benditos los pies de quien busca la profecía de una palabra que ilumine la historia humana, de quien construye hermandad y amistad en medio de prejuicios y exclusiones.

Benditos los pies de quien busca a la persona allí donde es humillada y pisoteada, de quien descubre y protege la vida donde se sufre violencia y muerte.

Benditos los pies de quien encarna la novedad del Reino, de quien sabe provocar y esperar, perseverar y sufrir para introducir lo eterno en la historia humana.




Estamos invitados a vivir la cuaresma como un tiempo de liberación. Estos días tenemos la oportunidad de experimentar un modo de entender la vida en total libertad. Pueden ser escuela para el resto de los tiempos.
 La limosna, la oración y el ayuno no son cargas pesadas sobre nuestras espaldas que ahora tocan y que podemos olvidar dentro de unas semanas. 
Son una auténtica revolución y alternativa para vivir con sentido. 

Dame, Señor, un corazón dispuesto a acoger tu invitación y a permanecer en ella.


ORACIÓN FINAL

Rompe, Señor, mis cadenas y libérame de mis apegos.
Dime cuál es el país de la vida y llévame tú de la mano.
Y me dejaré guiar, y cantaré tus alabanzas.
Tú eres la tierra de la dicha, el país de la libertad, el reino del amor.
Bendito seas, Señor, mi camino, mi vida y mi alegría.
Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.