Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios
y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos,
en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.
Se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán».
Mt 9, 14-15
El Evangelio, en estos días iniciales de la Cuaresma, nos invita a pensar los motivos de nuestras prácticas cristianas. El ayuno, para los judíos de aquél tiempo, era expresión de penitencia, de pureza ritual, de preparación a un acontecimiento importante
Por eso Jesús justifica el hecho de que sus discípulos no ayunen: ellos están ya viviendo la alegría del Reino, pues Él está en medio de ellos. Nosotros vivimos ya la alegría de ser testigos de la Resurrección: Jesús está siempre en medio de nosotros.
Por eso Jesús justifica el hecho de que sus discípulos no ayunen: ellos están ya viviendo la alegría del Reino, pues Él está en medio de ellos. Nosotros vivimos ya la alegría de ser testigos de la Resurrección: Jesús está siempre en medio de nosotros.
Por eso, el ayuno al que nos invita la Iglesia nos sitúa en la dimensión de la búsqueda de la justicia y de solidaridad con aquellos que, por diversos motivos, no viven completamente la alegría de la Resurrección. ¿Quiénes? Las personas que viven oprimidas por el pecado personal o social, los que sufren injusticias, los que padecen hambre, enfermedad, miseria y soledad.
Si nuestro ayuno no contribuye a que estas personas puedan vivir también la alegría que nosotros ya conocemos al lado de Jesús, entonces no vale la pena ayunar. Si no, será nada más que una práctica egocéntrica, sin sentido, carente de la vida del Evangelio.
ORACIÓN
Hazme solidario Señor, haz de mi un instrumento de la solidaridad.
Donde haya hambre que yo entregue tu pan y enseñe a conseguirlo honradamente.
Donde haya niños no escolarizados, que yo promueva la integración cultural.
Donde haya desaliento e inhibición, que yo fomente participación y esperanza.
Donde haya divisiones y competición, que yo impulse la colaboración con armonía.
Donde haya hermanos enfermos, presos ... que viva tu mensaje de las Bienaventuranzas con humildad, compasión, sencillez.
Que mi gozo, Señor, consista en obrar por amor.
Haz que yo no busque mis planes personales, sino todo lo que vaya en favor del bien común.
Que no trabaje por brillar o destacar sino por la promoción de la dignidad de las personas.
Ayúdame a vivir la gratitud; porque cuanto más acojo tu evangelio, más me colmas de amor; cuanto mas trabajo en grupo, me siento más eficaz, cuanto menos me busco, más descubro mis dones, cuanto más comparto con los necesitados en tu nombre, más resucitas tú en mí, porque tú eres Solidaridad
Somos afortunados, pues tenemos oportunidades. En este tiempo, tenemos la oportunidad de cambiar, de mejorar. También, al contrario que muchos de nuestros hermanos del Sur, tenemos la oportunidad de ayunar.
Pero, ¿de qué tengo que ayunar en esta Cuaresma? ¿Cuáles son esas cosas que me apartan de los demás? ¿Quizá necesite ayunar de mí mismo o de mí misma? ¿Dejar de mirarme por un momento y dedicar mi mirada hacia los demás?
¿Alguna vez has pensado cómo afectan tus actos en la vida de otras personas? ¿Las que me rodean o las que están muy lejos? Piensa cuál puede ser tu “ayuno” en esta cuaresma.
ORACIÓN FINAL
Señor, ayúdame a valorar lo que tengo, lo que tenemos. Hazme una persona agradecida, y al mismo tiempo generosa, una persona que comparta con alegría. Una persona que dé gratis lo que recibió gratis, que ame sin límites, que espere sin límites. Amén.
Si nuestro ayuno no contribuye a que estas personas puedan vivir también la alegría que nosotros ya conocemos al lado de Jesús, entonces no vale la pena ayunar. Si no, será nada más que una práctica egocéntrica, sin sentido, carente de la vida del Evangelio.
Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de “no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal”, con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia. (2009)
*************
Ayunar durante el día (o una parte del día) y dedicar los momentos típicos de las comidas a la oración.
y escucha lo que el Espíritu Santo te revela.
«Hoy seré paciente para ser constructor de paz”
Hazme solidario Señor, haz de mi un instrumento de la solidaridad.
Donde haya hambre que yo entregue tu pan y enseñe a conseguirlo honradamente.
Donde haya niños no escolarizados, que yo promueva la integración cultural.
Donde haya desaliento e inhibición, que yo fomente participación y esperanza.
Donde haya divisiones y competición, que yo impulse la colaboración con armonía.
Donde haya hermanos enfermos, presos ... que viva tu mensaje de las Bienaventuranzas con humildad, compasión, sencillez.
Que mi gozo, Señor, consista en obrar por amor.
Haz que yo no busque mis planes personales, sino todo lo que vaya en favor del bien común.
Que no trabaje por brillar o destacar sino por la promoción de la dignidad de las personas.
Ayúdame a vivir la gratitud; porque cuanto más acojo tu evangelio, más me colmas de amor; cuanto mas trabajo en grupo, me siento más eficaz, cuanto menos me busco, más descubro mis dones, cuanto más comparto con los necesitados en tu nombre, más resucitas tú en mí, porque tú eres Solidaridad
Somos afortunados, pues tenemos oportunidades. En este tiempo, tenemos la oportunidad de cambiar, de mejorar. También, al contrario que muchos de nuestros hermanos del Sur, tenemos la oportunidad de ayunar.
Pero, ¿de qué tengo que ayunar en esta Cuaresma? ¿Cuáles son esas cosas que me apartan de los demás? ¿Quizá necesite ayunar de mí mismo o de mí misma? ¿Dejar de mirarme por un momento y dedicar mi mirada hacia los demás?
¿Alguna vez has pensado cómo afectan tus actos en la vida de otras personas? ¿Las que me rodean o las que están muy lejos? Piensa cuál puede ser tu “ayuno” en esta cuaresma.
ORACIÓN FINAL
Señor, ayúdame a valorar lo que tengo, lo que tenemos. Hazme una persona agradecida, y al mismo tiempo generosa, una persona que comparta con alegría. Una persona que dé gratis lo que recibió gratis, que ame sin límites, que espere sin límites. Amén.