Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios
y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos,
en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.
Mateo 25,31-46
Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’. Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’. Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’. Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’. Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”.
La imagen simbólica del juicio final donde la humanidad entera se presenta ante Cristo resucitado es ciertamente una imagen imponente, pero que encierra en el fondo una cuestión clave: ¿qué significa decirnos seguidores de Jesús?
De un lado se encuentran aquellos que han vivido su existencia “mirando hacia otro lado”, aquellos que aún siendo conscientes de las realidades de dolor han optado por el “yo” como centro, por endurecer el corazón ante el sufrimiento, la soledad y la injusticia. Del otro lado están aquellos que han hecho de su vida un “soy para que tú seas”. Son aquellos que han sido capaces de dejar que su corazón se conmueva con el dolor ajeno hasta el punto de vivir poniendo al otro como centro.
La experiencia dice que los que han optado por vivir así lo han hecho pensando en Dios o en Jesucristo, y movidos por la compasión… ¡y es ahí donde precisamente encontramos y experimentamos con claridad al Dios de la vida en nuestra realidad!
Solo en el rostro de cada ser humano sufriente encontramos el rostro del propio Jesús que sale al encuentro para lanzarnos el interrogante acerca de si estamos viviendo nuestra vida con sentido o si por el contrario estamos malogrando nuestra existencia. Y es precisamente esta idea la que subyace detrás de la imagen del juicio final… ¿qué es lo que quieres hacer con tu existencia? ¿cuál es el sentido de tu paso por el mundo?
Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’. Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’. Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’. Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’. Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”.
La imagen simbólica del juicio final donde la humanidad entera se presenta ante Cristo resucitado es ciertamente una imagen imponente, pero que encierra en el fondo una cuestión clave: ¿qué significa decirnos seguidores de Jesús?
De un lado se encuentran aquellos que han vivido su existencia “mirando hacia otro lado”, aquellos que aún siendo conscientes de las realidades de dolor han optado por el “yo” como centro, por endurecer el corazón ante el sufrimiento, la soledad y la injusticia. Del otro lado están aquellos que han hecho de su vida un “soy para que tú seas”. Son aquellos que han sido capaces de dejar que su corazón se conmueva con el dolor ajeno hasta el punto de vivir poniendo al otro como centro.
La experiencia dice que los que han optado por vivir así lo han hecho pensando en Dios o en Jesucristo, y movidos por la compasión… ¡y es ahí donde precisamente encontramos y experimentamos con claridad al Dios de la vida en nuestra realidad!
Solo en el rostro de cada ser humano sufriente encontramos el rostro del propio Jesús que sale al encuentro para lanzarnos el interrogante acerca de si estamos viviendo nuestra vida con sentido o si por el contrario estamos malogrando nuestra existencia. Y es precisamente esta idea la que subyace detrás de la imagen del juicio final… ¿qué es lo que quieres hacer con tu existencia? ¿cuál es el sentido de tu paso por el mundo?
La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. (2009)
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«Hoy reconoceré mis defectos para cambiarlos por cualidades”
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Ayuna de comida chatarra
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ORACIÓN
Dicen que poco a poco la constancia de la gota abre la piedra, por ello creo en la solidaridad.
Y creo que ella es la ternura de las almas que acompañan a las almas más débiles a conseguir sus sueños.
La solidaridad no es solo dar, es mucho más que eso.
No es un dar, ni un acompañar sin hacer; la solidaridad es traspasar el límite de haber conseguido nuestros sueños, es entregar el alma, la mente y juntar las manos en pleno vuelo; es entregarse a los demás, sin esperar nada a cambio, tan solo el ver construidos los sueños de los otros.
La solidaridad es coherencia hecha acción para el bien, solo eso va con la dignidad del ser humano; la solidaridad es amar al otro, quien sabe amarse a si mismo sabe amar a los demás.
Eso simplemente… eso es la solidaridad, y en este camino te encuentro, Señor.
Busca el silencio en tu interior y date tempo para que tu cabeza se aquiete.
Respira. Ponte cómodo. Vuelve a respirar… cuando te sientas relajado trata de visualizar las noticias que has leído en prensa o visto en los noticiarios en los últimos días. Ahora párate en aquellas en las que hubiese situaciones de sufrimiento o dolor. Contémplalas en tu cabeza como si de un vídeo se tratase…¿Qué pensaste cuando las viste?¿Pensaste algo? ¿Qué sentiste cuando las viste? ¿Sentiste algo? ¿Qué respuesta estás dispuesto a dar?
ORACIÓN FINAL
Señor, dame ojos para ver el dolor de mi hermano…
Dame sensibilidad para entender al que no es como yo…
Dame esperanza para no conformarme con la realidad…
Dame coraje para enfrentarme a lo que no es justo…
Dame ilusión para soñar con un mundo nuevo…
Dame fuerza para recorrer el camino de la vida junto a aquellos que viajan en el vagón de cola del mundo. Porque solo en el que sufre, en el que es diferente, en la lucha, solo en la justicia y en los sueños, solo en este camino te encontraré.
Dicen que poco a poco la constancia de la gota abre la piedra, por ello creo en la solidaridad.
Y creo que ella es la ternura de las almas que acompañan a las almas más débiles a conseguir sus sueños.
La solidaridad no es solo dar, es mucho más que eso.
No es un dar, ni un acompañar sin hacer; la solidaridad es traspasar el límite de haber conseguido nuestros sueños, es entregar el alma, la mente y juntar las manos en pleno vuelo; es entregarse a los demás, sin esperar nada a cambio, tan solo el ver construidos los sueños de los otros.
La solidaridad es coherencia hecha acción para el bien, solo eso va con la dignidad del ser humano; la solidaridad es amar al otro, quien sabe amarse a si mismo sabe amar a los demás.
Eso simplemente… eso es la solidaridad, y en este camino te encuentro, Señor.
Respira. Ponte cómodo. Vuelve a respirar… cuando te sientas relajado trata de visualizar las noticias que has leído en prensa o visto en los noticiarios en los últimos días. Ahora párate en aquellas en las que hubiese situaciones de sufrimiento o dolor. Contémplalas en tu cabeza como si de un vídeo se tratase…¿Qué pensaste cuando las viste?¿Pensaste algo? ¿Qué sentiste cuando las viste? ¿Sentiste algo? ¿Qué respuesta estás dispuesto a dar?
ORACIÓN FINAL
Señor, dame ojos para ver el dolor de mi hermano…
Dame sensibilidad para entender al que no es como yo…
Dame esperanza para no conformarme con la realidad…
Dame coraje para enfrentarme a lo que no es justo…
Dame ilusión para soñar con un mundo nuevo…
Dame fuerza para recorrer el camino de la vida junto a aquellos que viajan en el vagón de cola del mundo. Porque solo en el que sufre, en el que es diferente, en la lucha, solo en la justicia y en los sueños, solo en este camino te encontraré.