ORACIÓN INICIAL
Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios
y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos,
en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí.
Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube.
Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.”
Lucas 9, 28b-36
Nuestra vida occidental está cargada de cansancios y fatigas. No es difícil descubrir que a veces experimentamos esa sensación de escepticismo paralizadora.
Este segundo domingo de Cuaresma es un oasis en este sentido.
El evangelio narra el momento en el que el Señor sube con algunos de sus discípulos al monte Tabor. El Tabor es una experiencia anticipada de la Pascua, de la vida en plenitud. Pero sólo un anticipo, porque enseguida habrá que “bajar” y afrontar los caminos de la vida.
El pasaje clave de este Evangelio de la Transfiguración, es la palabra que el Padre dirige a los tres discípulos: “Este es mi Hijo amado: escuchadlo”: Una invitación a escuchar la Palabra de Dios que es Jesús mismo, su persona y mensaje.
Esta palabra de vida se nos ofrece en el monte, lugar de la revelación. ¿Por qué subir a la montaña si se está bien en el valle?
Hoy la Palabra de Dios nos habla de silencio en las prisas de la vida, de escuchar a Dios para fortalecer nuestra vida, para conocer su voluntad y poder realizarla. Desde esa escucha entendemos que hay que bajar cada día a la vida para hacer presente el amor de Dios.
Sobre el texto de Francisco Sáez Rozas
www.diocesisalmeria.es
Aunque parezca que domine el odio, el Señor no permite que falte nunca el testimonio luminoso de su amor. A María, «fuente viva de esperanza», le encomiendo nuestro camino cuaresmal, para que nos lleve a su Hijo.(2009)
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«Hoy diré la verdad»
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Haz ejercicio en el gimnasio o al aire libre como un ofrecimiento.
Haz ejercicio en el gimnasio o al aire libre como un ofrecimiento.
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ORACIÓN
No permanezcas por más tiempo oculto a nuestros ojos Muéstrate, por fin, Señor.
No permanezcas por más tiempo oculto a nuestros ojos.
No guardes silencio más días.
¿Hasta cuándo vamos a caminar entre tinieblas, cansados, desorientados y abatidos?
Desata tu brazo, Señor, desata tu poder y sal en defensa del pobre y oprimido.
Tiende tus brazos a los que vacilan, hazte encontradizo a los que te buscan, sorprende a los que te huyen.
No permitas que se blasfeme tu nombre, diciendo: es el azar, es el inconsciente, es la materia.
¿Acaso el que ha hecho el oído… no oye? ¿No ve el que se ha inventado los ojos?
Los pensamientos de todos los hombres están en tu ordenador, todas sus palabras están registradas.
Bienaventurado el que se deja enseñar por tu palabra.
Dichosos los que no ven y creen.
Sin estar en la seguridad social, están seguros.
Sin necesidad de tranquilizantes, dormirán tranquilos y vivirán en paz.
Porque tú, Señor, eres nuestro Padre y nos quieres.
https://es.aleteia.org
No permanezcas por más tiempo oculto a nuestros ojos Muéstrate, por fin, Señor.
No permanezcas por más tiempo oculto a nuestros ojos.
No guardes silencio más días.
¿Hasta cuándo vamos a caminar entre tinieblas, cansados, desorientados y abatidos?
Desata tu brazo, Señor, desata tu poder y sal en defensa del pobre y oprimido.
Tiende tus brazos a los que vacilan, hazte encontradizo a los que te buscan, sorprende a los que te huyen.
No permitas que se blasfeme tu nombre, diciendo: es el azar, es el inconsciente, es la materia.
¿Acaso el que ha hecho el oído… no oye? ¿No ve el que se ha inventado los ojos?
Los pensamientos de todos los hombres están en tu ordenador, todas sus palabras están registradas.
Bienaventurado el que se deja enseñar por tu palabra.
Dichosos los que no ven y creen.
Sin estar en la seguridad social, están seguros.
Sin necesidad de tranquilizantes, dormirán tranquilos y vivirán en paz.
Porque tú, Señor, eres nuestro Padre y nos quieres.
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El monte más alto por subir suele estar dentro de nosotros mismos. Otros prefieren decir que se trata de un pozo profundo por sondear.
Sea una comparación u otra, el camino de la interioridad en el Espíritu es, para Jesús, la voz del Padre: “Este es mi Hijo amado, escuchadle”.
El objetivo de la Transfiguración no es el silencio, sino el mensaje recibido y saber discernir, entre tanta luz, cómo bajar al valle de nuevo.
El GPS de bajada es claro: “Escuchadle"
ORACIÓN FINAL
Padre, sorpréndenos en la soledad y el silencio de Jesús para que, escuchándole, podamos acoger a quienes más nos necesitan en el día a día.
A veces ponemos nuestra confianza en tantos ruidos que nos alejamos de ti y no nos unimos por dentro.
Gracias Padre, por mostrarnos a Jesús que se nos regala hoy en el Espíritu.