Sábado Santo- María, la cara femenina del Amor



ORACIÓN INICIAL
Señor, te pedimos que nos defiendas de todos los peligros de la mente y del cuerpo y, a través de la intercesión de María, siempre Virgen, Madre de Dios y de san José, de tus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, en tu amorosa bondad nos asegures la salvación y la paz; y que una vez superados todos los errores y adversidades tu Iglesia pueda servirte en seguridad y libertad.




“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed.»
Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.
Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» 
E inclinando la cabeza entregó el espíritu.”
Jn 19, 25-30


Si María estaba al lado de la Cruz eso quiere decir que lo presenció todo. Que asistió a toda la pasión de su hijo, a los gritos de ¡a Barrabás, a Barrabás! 
Que vio cómo su hijo era sacado afuera azotado, coronado de espinas, cubierto de salivazos; que vio cómo su cuerpo desnudo se estremecía en la cruz, en el estertor de la muerte.
 Que vio cómo los soldados se repartían sus vestiduras y echaban a suertes aquella túnica que ella tal vez había tejido con tanto amor.

Y que, finalmente, escuchó el “todo está cumplido” y el último suspiro de su querido hijo.
Hoy, Sábado Santo, nos hacemos esta pregunta: 
¿Qué sentiría María? ¿Rabia, tristeza, desolación, vacío, confusión, desgarro? Cuando escribo estas palabras me parece que todas quedan cortas para describir lo que imagino pudo sentir ella.

Lo que vemos que María hace hoy, al lado de su hijo, es lo que ha hecho toda su vida: acompañar a su hijo desde que nació hasta su muerte y hacer todo un proceso de integración de la tremenda y rompedora novedad de Jesús.

Si en Jesús tenemos una referencia de lo que es la manifestación del amor de Dios en un hombre, en masculino; en María, encontramos lo que es la manifestación del amor de Dios en femenino. 

Y de este modo de amar subrayamos la fidelidad y confianza de María, su sencillez, la construcción de la familia, el cuidado maternal, la ternura, los detalles de cada día, la paciencia, la incondicionalidad, la fortaleza,… Dios es Padre y es Madre.


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Disfruta de tu hogar con la lectura

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«Rezaré un Rosario para acompañar a María en su dolor

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ORACIÓN

María, mujer fuerte

Esperando siempre con la sonrisa iluminando sus quehaceres con la
esperanza empapando sus quereres con una plegaria entre sus labios
sin que cese la confianza en un Dios Padre que nos quiere.

MUJER FUERTE, CON O SIN MIEDO
MUJER QUE HACE CRECER SUS TALENTOS
MUJER ATENTA, MUJER QUE ENTIENDE
MUJER QUE ELIGE MIRAR DE FRENTE
MUJER QUE ESPERA, MUJER QUE ANHELA
MUJER QUE NO HACE PEQUEÑA NINGUNA ENTREGA
MUJER QUE CALLA, 
MUJER QUE HABLA CON LAS PALABRAS 
QUE GUARDA EN SU ALMA
QUE GUARDA EN SU ALMA

Esperando siempre 
manos activas que acarician y convierten
 en vida nueva sus cuidados y deberes 
con la palabra precisa cual simiente 
que aguarda el día de crecer y hacerse fuerte

MUJER EN VELA, MUJER QUE SIENTE EL MIEDO HIRIENTE
Y EL AMOR QUE ENVUELVE
MUJER QUE MIRA AGRADECIDA
LAS HUELLAS QUE DIOS DEJA EN SU VIDA
MUJER QUE ESPERA, MUJER QUE ANHELA
MUJER QUE NO HACE PEQUEÑA NINGUNA ENTREGA
MUJER QUE CALLA,
MUJER QUE HABLA CON LAS PALABRAS 
QUE GUARDA EN SU ALMA

Salomé Arricibita




En el silencio de este Sábado Santo me encuentro con los rostros de las madres que, en medio de grandes dificultades lo dan todo para proteger y sacar adelante a sus hijos.

Es el amor hasta el extremo con rostro maternal: madres en patera con sus hijos en brazos; madres consus hijos de la mano caminando porque huyen de la guerra; madres en campos de refugiados, sin recursos, buscando cómo alimentar a sus hijos; madres que han sido desahuciadas y sacadas de casa; madres jóvenes rechazadas por tener a sus hijos; madres al lado de sus hijos enfermos; madres a quienes les han robado a sus hijos…

También puedo mirar cómo vivo yo el rostro femenino del Amor





ORACIÓN FINAL
Te doy gracias Padre, porque en María y en todas las madres que cuidan con amor a sus hijos, descubro el amor entrañable y el bien que nos hace.
Te doy gracias también por todas las personas que, con paciencia, con sencillez y con ternura cuidan y acompañan a las personas en situación de más vulnerabilidad: enfermos, ancianos, niños, refugiados, inmigrantes, …
Me pongo en tus manos para dejarme transformar por dentro de tal manera que mi presencia sea para los demás una expresión de tu rostro maternal y que mi vida esté al servicio de la casa común y de la familia que tú quieres que sea este mundo.