Padre nuestro, que estás en el Cielo,
durante esta época de arrepentimiento,
ten misericordia de nosotros.
Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras,
transforma nuestro egoísmo en generosidad.
Abre nuestros corazones a tu Palabra,
sana nuestras heridas del pecado,
ayúdanos a hacer el bien en este mundo.
Que transformemos la obscuridad
y el dolor en vida y alegría.
Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Para Alcanzar Amor
Madre del Divino Amor,
Tú que tan bien supiste aprender de Él
las lecciones de misericordia,
de extraordinaria bondad
y de suprema caridad,
obténme la gracia
de entrar a esa misma escuela
y aprender de Ti, que tan maravillosamente reflejas
la grandeza del amor,
a acercarme dia a dia
interiorizando más y más
a Áquel que siendo Él mismo todo amor
es también para nosotros
Ia puerta de acceso a Ia Comunión amorosa.
Que asi sea.
Para obtener la Piedad Filial
Madre del Amor Misericordioso,
bien sabes que tu Hijo,
desde lo alto de la Cruz,
señaló el camino de la piadosa
filiación como Áquel
que deberiamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia
de acercarme a tu Inmaculado Corazón,
desde mi propio corazón,
para aprender a amarte y a honrarte
con el amor que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo ingrese asi
en el proceso de amorización
y vea algún día cumplida
la grandeza de verse conformado
en el Salvador.
Amén
Oración del Fiat
Santa Maria, ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias concretas de mi vida. Amen.
Para ser Mejor
Auxilio de los pecadores,
siempre dispuesta al perdón
y a Ia intercesión,
obténme las gracias
que me sean necesarias
para encaminar rectamente mi vida,
rechazar enérgicamente el pecado,
huir de sus ocasiones
y poner los mejores medios
para purificarme según el divino designio
y asi encaminarme hacia quien es la Vida misma.
Amén.
Ante las Tentaciones
Madre querida acógeme en tu regazo,
cúbreme con tu manto protector
y con ese dulce cariño
que nos tienes a tus hijos
aleja de mi las trampas del enemigo,
e intercede intensamente
para impedir que sus astucias me hagan caer.
A tí me confío
y en tu intercesión espero.
Amen.
Para vivir la Reconciliación
iOh Madre de Ia Reconciliación!
Tu, que por tu humildad, corno primicia,
recibiste el don obténme del Señor
su bondad y que viva de la gracia su moción.
Amén.
Para Vivir el Perdón
Ante las dudas sobre tí
respondiste con el perdón.
Ante la persecución
y las muchas murmuraciones
respondiste con el perdón.
Ante Ia insidia y la impia ofensa,
respondiste con el perdón.
Ante Ia infamia de Ia conspiración contra el Justo,
respondiste con el perdón.
Ante Ia traición y el dolor que conlleva,
respondiste con el perdón.
Madre de Ia Misericordia,
tu corazón bondadoso rebosa de clemencia,
por ello te imploro que me obtengas el perdón
por los muchos males que he hecho,
y también, ioh Madre!
enséñame a perdonar
como que ante tantos males que te hicieron,
hasta arrebatar de lado a tu divino Hijo,
siempre respondiste con el más
magnánimo perdón.
Amen.
Oremos para que durante esta Cuaresma
nos volvamos plenamente a Dios
y a nuestros hermanos.
y a nuestros hermanos.
Oh Dios de la Alianza de amor:
tú nos invitas a seguir a tu Hijo.
Mientras recordamos cómo fue conducido
por el Espíritu al desierto,
que él abra nuestros ojos para ver las injusticias
que hemos creado en nuestro mundo.
Ayúdanos a orar en soledad,
a sentir nuestra sed de amor y de felicidad
y a vencer nuestras tentaciones.
Que aprendamos de Jesús a creer en la Buena Noticia de Salvación
y a dar forma y a desarrollar tu reino de verdad,
justicia y amor desinteresado.
Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.
Padre nuestro que estás en el Cielo, durante esta época de arrepentimiento, ten misericordia de nosotros. Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad.
Abre nuestros corazones a tu Palabra, sana nuestras heridas del pecado, ayúdanos a hacer el bien en este mundo. Amén
Dónde está tu luz. Dame, Señor, tu mano guiadora. Dime dónde la luz del sol se esconde. Dónde la vida verdadera. Dónde la verdadera muerte redentora.
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte.
Dónde está tu luz. Dame, Señor, tu mano guiadora. Dime dónde la luz del sol se esconde. Dónde la vida verdadera. Dónde la verdadera muerte redentora.
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte.
Pedirte la gracia de darme más cuenta de que tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la misa ese sacrificio.
Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací! ¿Qué quieres, Señor, de mí?
Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma dé en nosotros fruto abundante.
Buen Jesús, que te retiraste cuarenta días en el desierto para preparar tu misión entre nosotros, permíteme que tu ejemplo sea un espejo donde verme reflejado durante esta cuaresma. Yo también sé que debo prepararme para cada momento de mi vida, sé que junto a Ti puedo tomar la fuerza que necesito para vivir como quiere el Padre.
Señor, mira con amor a tu pueblo, que trata de purificar su espíritu en estos días cuaresmales con la moderación en el uso de las cosas terrenas y haz que esta sobriedad alimente en él el deseo de poseerte.
Señor, mira complacido a tu pueblo, que con fervor desea entregarse a una vida santa, y, ya que con sus privaciones se esfuerza por dominar el cuerpo, que la práctica de las buenas obras transforme su alma. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Madre de la Misericordia, tu corazón bondadoso rebosa de clemencia, por ello te imploro que me obtengas el perdón por los muchos males que he hecho, y también, ¡oh Madre! enséñame a perdonar como que ante tantos males que te hicieron, hasta arrebatar de lado a tu divino Hijo, siempre respondiste con el más magnánimo perdón.
Amén .